Cuando me ponía a escribir este pequeño texto, no dejaban de venir a mi mente, las siguientes situaciones – que sin duda alguna se daban los domingos a partir de las 8 de la noche: tareas de estudios sociales y religión incompletas, compras de cartulinas y materiales en una tienda (que cerraba a las 5 p.m. pero que mágicamente mamá conseguía que la atendieran) y así muchas más, podría quedarme escribiendo por horas las anécdotas de domingo por la noche que tengo con mi mamá.
Si pudiera definir en una sola palabra a mi mamá sería con la siguiente: INCONDICIONAL. Sin importar, el día, la hora, el lugar, las circunstancias mi mamá estuvo, está y estará siempre y quizá es la experiencia de muchos hijos y de los Ex Alumnos que pueden estar leyendo este pequeño texto. La madre nunca deja de estar, de cuidar, de educar; pero sobre todo nunca dejará de AMAR. Y es por eso y por muchas cosas más que les quiero dar gracias a todas las madres y en especial a la mía, gracias mamá por tu incondicionalidad, tu amor desmedido y tu gran vocación de servicio.
Luego de salir del colegio, es que he podido atesorar de manera sincera, lo especial y bendecido que somos al tenerlas, el que los roles cambien y que ahora seamos nosotros los que en algún momento cuidamos de ustedes y ver cuánto nos cuesta, me da la posibilidad de admirar – una vez más – la vocación incondicional que tienen.
Ahora bien, considero que la vocación de madre tiene mucha responsabilidad, así que aprovecho en mi condición de hijo recalcarles que, los hijos las necesitamos siempre, aun cuando digamos que no es así; el mejor soporte que podemos recibir es el de ustedes, como fieles creyentes de nuestro futuro y nuestras capacidades; la mejor ayuda que podemos recibir es un abrazo, un consejo o un beso de parte suya. No hay nada que anime más el alma que el cariño sincero de una madre.
Mamás, su rol es y será siempre vital en la formación de nosotros sus hijos y toma una profundidad mayor cuando salimos del colegio a emprender el camino de nuestra vida y optar por nuestro futuro. En ese sentido les pido en su día que, no se den por vencidas, que nos tengan paciencia, que nos sigan amando, por qué, aunque a veces no sepamos exteriorizarlo, ustedes son las primeras personas a las que siempre miraremos con ojos puros, sin prejuicios, sin temores para poder conversar, amar y sobre todo ser felices.
Como presidente de la Asociación de Ex Alumnos del Colegio San Pedro y de nuevo en condición de hijo, les doy las gracias por todo lo que han hecho y siguen haciendo por nosotros. En este su día, las celebro y las celebramos como Asociación de Ex Alumnos, a todas y a cada una de ustedes, les damos las gracias por su vocación y pedimos con el corazón en la mano que la Virgen Santísima les permita ser – a su imagen – madres de corazón y amor incondicional.
Juan Diego García
Presidente de la Asociación de Ex alumno del Colegio San Pedro