Cuando era chico recuerdo que tenía mucha admiración por el hombre araña. Creo que a muchos nos han llamado la atención los súper héroes. No solo por sus poderes, sino porque buscan hacer el bien y luchar contra el mal y la injusticia. Cuantas veces desearíamos que existieran, pero todos sabemos que ellos no son reales.
Pero mi objetivo hoy no es hablarles de personajes imaginarios, sino de personajes reales, y que para nosotros los cristianos son ejemplo y modelo de vida, me refiero a los Santos. Ellos no tienen súper poderes, pero sí tienen un poder mucho más grande, el de poder interceder por nosotros, para que Jesús reine en nuestro corazón y al final de esta vida podamos llegar a la comunión eterna con Dios.
Los Santos son aquellos bautizados que vivieron las virtudes cristianas de una manera heroica. Para ser reconocidos como tal, la Iglesia, después de un exhaustivo trabajo, comprueba que su vida es modélica y que por su intercesión se ha realizado algún milagro. Un Milagro es un hecho que rompe con las leyes de lo natural. Quiere decir que la ciencia no puede explicar cómo se ha dado dicho hecho. Podemos traer a nuestra memoria muchos de los milagros que Jesús realizó, como devolverle a vista a un ciego o hacer caminar a un paralítico, cosas que sólo Dios puede hacer.
Alguno podría preguntarse ¿Por qué son importantes, es que acaso no es suficiente con Jesús? Sabemos que como cristianos nuestro objetivo es alcanzar la santidad, esto es amar como Cristo nos enseñó. Y para esta gran tarea, ellos son ejemplo, modelo y ayuda. Porque sin la gracia Divina, esto sería algo imposible. Y los santos son intercesores ante Dios de gracias particulares para poder vivir a plenitud nuestra vida cristiana. Decía Santo Domingo de Guzmán:
“No lloréis por mí, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida”
Todos sabemos que no podemos avanzar solos en esta vida, y así como tenemos amigos aquí en la tierra, que nos escuchan ayudan y apoyan, de la misma manera tenemos a los santos, que son nuestros hermanos mayores y amigos en el cielo.
Además, creo que, en un mundo tan voluble, donde es muy difícil encontrar referentes y modelos de vida, los santos son ejemplo, modelo de que sí es posible vivir el amor a Dios y el prójimo, como nos enseña Jesús. Es bueno conocerlos, pero no sólo por curiosidad, sino
sobre todo, para rezarles, aprender como hicieron para alcanzar la santidad y pedirles su ayuda en aquellas cosas que descubrimos nos sobrepasan. Estoy convencido de que, si en su vida ayudaron a tantos, como no lo harán ahora que están en el cielo.
Recuerda que ellos también fueron tentados, experimentaron la fragilidad y supieron lo difícil o complejo que es vivir firmes en la fe.
Por lo tanto, puedes aprender de ellos como vencer y pedirle que te den una mano para vencer aquello que no te permite avanzar en tu vida cristiana.
Hay santos que vivieron en medio de situaciones muy complejas como la guerra, que fueron perseguidos por su fe o pasaron por situaciones donde tuvieron que vivir el perdón de manera heroica. Conocerlos nos ayuda a mirar y aprender, como afrontar las circunstancias de la vida, desde las más sencillas y cotidianas a las más duras y difíciles.
Como recordaba, todos estamos llamados a ser santos. Jesús nos dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48) Alguno podrá decir, pero es imposible que yo sea como San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, San Agustín, Santa Teresa de Calcuta, etc. Pero no te desanimes, Dios no te pide que seas igual a ellos. Es importante que comprendas que cada uno es único e irrepetible, por lo tanto, lo que te pide es que seas santo con tus características personales; recordando que tú vida es un Don para los demás y que es así que estas llamado a ser santo a ser luz en medio del mundo. Y en esta tarea no estamos solos, recuerda que recibimos de Dios el auxilio necesario para ello, lo que tenemos que hacer es que brille y se manifieste cada vez más, el Espíritu Santo que hemos recibido.
Por eso con la gracia de Dios tendremos santos: deportistas, Economistas, abogados, empresarios, agricultores, músicos, arquitectos, profesores, amas de casa, modelos, “influencers” o “youtubers”. Se trata de que lo que hagamos tenga como primer objetivo seguir lo que Dios nos pide, “Busca primero el reino de Dios…” (Mt. 6,33) Crecer en el amor al prójimo como Cristo nos enseñó y que nuestra vida sea testimonio de ese amor.
Termino con una sugerencia, busca cual es tú santo patrono. Esto es, busca si hay algún santo con tu nombre, conócelo, hazte amigo de él, y pídele que te ayude a crecer en tu amistad con Jesús.
Padre Enrique Granados
Capellán de los colegios Villa Caritas y San Pedro