Una mudanza, un cambio de país, un nuevo trabajo o la falta de éste, la pandemia y la educación a distancia, un desencanto de la propuesta educativa o una oportunidad de una mejor propuesta educativa pueden ser las razones que nos lleven a tomar la decisión de realizar un traslado escolar.
Te enfrentas a un cambio de colegio. Ya tienes la decisión tomada. Sin embargo, el temor también acompaña esta decisión. Claro. Es lógico y normal: cualquier cambio, cualquier cosa nueva nos enfrenta a emociones como la ansiedad y el temor tanto a nosotros como papás, como también al protagonista del cambio: nuestros hijos.
En cualquiera de los casos, sea por razones laborales o decisión de los papás o por el bienestar de nuestro hijo(a), nuestra preocupación gira en torno a nuestros hijos: “Pero, ¿cómo va a hacer en un nuevo ambiente, con nuevos maestros, con nuevos amigos?”
“Tomemos este cambio como una gran oportunidad y analicemos cómo se presenta y cómo aprovecharla. El trabajo conjunto casa/colegio logrará garantizar un proceso de adaptación que pueda ser el comienzo de una gran aventura.”
Un cambio de colegio implica dolor por dejar a los amigos, la rutina, el espacio ya conocido. Lo que nos toca a nosotros como padres es acompañar a nuestros hijos en este proceso. Estar atentos a los diferentes mensajes de nuestros hijos y escucharlos para ver luego cómo poder acogerse.
¿Cómo preparo a mis hijos para este cambio?
- Empatía
Si bien nosotros como papás estamos abocados en poder conocer y escoger la nueva propuesta educativa para nuestro hijo(a) y estamos en entrevistas con colegios, llenando formularios, requisitos que implican un cambio; es necesario poder mirar y tratar de ponerse en los pies de nuestros hijos. Todo cambiará: desde el uniforme y los cuadernos hasta el espacio y los amigos. Llegará a un lugar completamente nuevo y estará rodeado por más de 15 personas nuevas. Imagínense ustedes en una fiesta donde no conocen a nadie, ¿cómo se sienten?
Pongámonos en el lugar de nuestros hijos, según la edad que tenga cada uno. Será diferente un cambio si nuestro(a) hijo(a) es un niño de 9 años o si es ya un púber de 13.
2. Respira, haz una pausa
Es importante hacer una pausa, respirar profundo, reflexionar y recordar qué nos lleva a este cambio y por qué será bueno para toda la familia. Esto nos ayudará a volver la mirada a lo esencial, recobrar la calma, fluir con los nuevos retos y este será el ambiente que nuestros hijos respiren.
3. Diálogo
Una vez que te has puesto en los zapatos de tu hijo(a) y que has podido darle la perspectiva adecuada a la nueva experiencia que van a vivir, es importante que busquen algún momento de diálogo con su(s) hijo(s) en donde puedan escucharlos y compartir vivencias o sentimientos de todo lo nuevo que viene por delante. Así podrán ir midiendo cómo van las expectativas de tu hijo(a), qué tan tranquilo, ansioso, positivo, negativo, seguro o inseguro se encuentre. Y ustedes podrán contener, dar seguridad y tranquilidad a su(s) hijo(s). También podrán tener elementos de diálogo importantes con el colegio que pronto los recibirá.
4. Preparación para “el gran día”
Es bueno y recomendable que en este diálogo anticipen los eventos importantes que se darán antes del primer día de clases y poder graficarlos en un calendario, lo que le dará seguridad y creará expectativa frente al nuevo colegio. Pueden apuntar los encuentros previos ya sean presenciales o virtuales que tendrá antes de comenzar sus clases, el primer día de clases, etc.
5. Proceso de adaptación
Es de vital importancia el trabajo en equipo entre el colegio y la casa. Es muy recomendable que el colegio les dé herramientas para que el proceso de adaptación se lleve con éxito: que pueda el niño(a) conocer primero a su tutora y tener un diálogo con ella, que pueda conocer el aula y los espacios donde se va a manejar.
En cuanto a los papás, es también importante que el colegio los ponga en contacto con el grupo del salón a través del grupo de “WhatsApp” de los papás, por ejemplo. Es decir, es importante que no caigan “como paracaídas”, sino más bien que el colegio los pueda acoger y anticipar todo lo necesario para un comienzo tranquilo y seguro.
De esta manera tendrán garantizado un primer contacto positivo y proceso de adaptación exitoso. Y si no fuera exitoso y tomase un tiempo más largo, estarán seguros que lo que están haciendo es lo correcto y, sobre todo, que siempre están ahí para el total despliegue de sus hijos.